Presbíteros

Los Presbíteros de Santiago

Objetivo:

Acompañar a todos los sacerdotes de la Arquidiócesis de Santiago de los Caballeros en su realidad personal y ministerial en un ambiente fraternal y comunitario y a la vez, ayudarles en el crecimiento humano, espiritual, académico y pastoral, a través de la formación permanente que le podamos ofrecer.

Naturaleza y misión del sacerdocio ministerial

La elección o vocación al sacerdocio ministerial continúa siendo un don y una iniciativa del Señor. Es una gracia o carisma. La elección  de todos en Cristo (Ef 1,3 ss) se concreta en el sacerdote ministro como signo de Cristo en cuanto Sacerdote, Cabeza y Buen Pastor para obrar en su nombre. Esta vocación llega al elegido por medio de mediaciones eclesiales: familia, educadores, testimonios y comunidad en general.

El sacerdocio ministerial se confiere por el sacramento del Orden, con el que los presbíteros, por la unción del Espíritu Santo, quedan sellados con un carácter particular, y así se configuran con Cristo Sacerdote, de suerte que puedan obrar como en persona de Cristo Cabeza (PO. 2).

Con la efusión sacramental del Espíritu Santo que consagra y envía, el presbítero queda configurado con Jesucristo, Cabeza y Pastor de la Iglesia, y es enviado a ejercer el ministerio pastoral, y así, el sacerdote, marcado en su ser de una manera indeleble y para siempre como ministro de Jesús y de la Iglesia (PCV 70).

El carácter del sacramento del Orden confiere una configuración para obrar en nombre de Cristo Sacerdote, Maestro y Pastor (PO. 2, 6,12; LG. 28). Es una participación en el poder y misión sacerdotal y pastoral del Señor, que destina al servicio de Cristo presente en la Eucaristía, en su Iglesia y en el mundo.

El presbítero realiza su ministerio en la triple función ministerial de la Palabra, la liturgia y la conducción de la comunidad. Por eso anuncia el Evangelio, celebra el misterio pascual y rige la comunidad. Es servidor de la comunidad siguiendo el modelo de Jesús, Buen Pastor. Por eso su identidad ministerial es ser pastor (I Concilio Plenario Dominicano 468). El ministerio del presbítero está totalmente al servicio de su Iglesia particular y de la Iglesia universal (PO. 1 y PDV. 16). El ministerio del presbítero es, ante todo, comunión y colaboración responsable y necesaria con el ministerio del obispo (PDV. 17).    

Los presbíteros, tomados de entre los hombres y constituidos a favor de los mismos para las cosas que miran a Dios para ofrecer ofrendas y sacrificios por los pecados (Heb. 5,1), moran con los demás hombres como hermanos. No podrían ser ministros de Cristo si no fueran testigos y dispensadores de otra vida más que de la terrena, pero tampoco podrían servir a los hombres, si permanecieran extraños a sus vidas y a sus condiciones. Su mismo ministerio les exige de una manera especial que no se conformen a este mundo (Rom 12,2); pero, al mismo tiempo, requiere que vivan en este mundo entre los hombres, y, como buenos pastores, conozcan a sus ovejas y busquen incluso atraer las que no pertenecen todavía a este redil, para que también ellas oigan la voz de Cristo y se forme un solo rebaño y un solo pastor (Jn. 10,14-16) (PO. 3).             

Pastoral de Pastores o Pastoral Sacerdotal

La Pastoral de Pastores o Pastoral Sacerdotal, es una realidad un poco extraña todavía en algunos ambientes eclesiales, por lo novedosa que es aún. La Exhortación Pastoral Postsinodal Pastores Dabo Vobis nos ha hecho caer en la cuenta de la necesidad y urgencia de la pastoral con los pastores. Muchos ven la necesidad de una acción pastoral concreta para con los ministros ordenados.

Es muy común que los documentos de la Iglesia hablen de formación permanente, confundiéndola con la Pastoral de Pastores o sacerdotal, la cual va más allá y está por encima de la permanente. La Pastoral de Pastores o Sacerdotal, incluye desde luego, la formación permanente, pero no se encierra de ninguna manera en esta última. Esta pastoral con los sacerdotes, es la acción de la Iglesia, que como Madre y Maestra, acompaña a sus pastores a configurarse con Cristo Sacerdote y Pastor.

Desde hace varias décadas la iglesia ha demostrado su interés por un servicio integral para con los sacerdotes, por medio de acciones que sean respuestas válidas a sus necesidades y a la diversidad de problemas que siempre están desafiando y retando su ser y su misión.

¿Quién es el sujeto de la pastoral de pastores? En primer lugar, el Espíritu Santo que, recibido en el bautismo, la confirmación y la ordenación, anima desde dentro todo proceso de configuración con Cristo. En segundo lugar, el propio sacerdote, llamado a vivir con libertad y conciencia su repuesta a la acción del Espíritu. Pero toda la iglesia se siente involucrada en el acompañamiento de sus sacerdotes para que vivan plenamente su vocación. La pastoral sacerdotal es uno de los desafíos grandes que hoy tiene la evangelización y la conversión pastoral a que está llamada la Iglesia.

La Pastoral de Pastores se ubica en la atención y el cuidado que se les debe ofrecer a quienes han sido llamados a colaborar  en la construcción  del Reino por medio del sacramento del Orden. Ellos participan en el misterio de Cristo en cuanto Cabeza, Pastor y Esposo de la iglesia (PDV. 22). Su misión es la de apacentar el rebaño, no por atribución propia, sino por una vocación, por un llamado particular.

Estos seguidores de Jesucristo, estos pastores, son quienes deben renovarse permanentemente para identificarse cada vez más con la imagen de Jesucristo Buen Pastor. Ellos, como pastores, necesitan también ser pastoreados para que, sintiéndose personas y viviendo en fraternidad entre ellos, puedan cumplir mejor con la misión encomendada por Cristo y por la Iglesia.